Lilja 4-ever (Por David)


O Como dar ideas al diablo, el diablo de ojos azules y mirada amiga que parece meter la mano hasta el fondo de nuestras conciencias, diablo hojeador de jovenes reclutas, de bellezas robadas, sutil, bello y descarnado.
Hermosa interpretación de Oksana Akinsjina que traslada con mirada gélida y cuerpo aterrorizado la tortura, su tortura y la de muchas mujeres y niños de todo el mundo.

Las ideas de Lukas Moodysson parecen extraídas desde mismísimo averno, hacía tiempo que no me hundía en el sofá de mi casa, indignado, triste, rabioso muy rabioso, esta es una película que dista muchisimo de aquella joyita juvenil llamada Fucking Amal, quienes esperen la vida en rosa sueca se verán rápidamente puteados/as por esta cruda realidad demoníaca y perversa, ya en los primeros minutos la historia nos sacude ...esto es la Rusia mas gris, con sus mafias, con su vida, con sus gentes; victimas de los efectos debastadores de la globalización capitalista que descataloga sistemas políticos e ideologías como un relámpago haciendo añicos los sueños emigrantes de la gente pobre que ingenuamente o no aún piensan en un futuro mejor mas allá (y muy mas allá) de sus propias fronteras.
El realizador no pretende culpabilizar a los servicios sociales, ni a la bapuleada política económica tras la cortina de hierro rusa, tampoco exige un estilo denunciante tipo Ken Loach o Mike Leight, sino que inmediantemante nos pone en aviso de que todo esto podría pasar en un pais como cualquier otro, y podríamos ser victimas en otro lugar con mayor o menor libertad con democracia y sin ella, porque cuando eres victima de una maldición ya no tienes remedio, no te salvas y en el cielo te aguardan con infinita paciencia. (aqui destacar la influencia poético visual de Win Wenders y sus ángeles vigías-guías cuaxiterrenales).
Definitavamente es un film que produce un shock; hay algunas secuencias destripadoras, por ejemplificar: la llegada al piso y posterior entrada y portaso hacia el baño del maquivélico proxeneta.
En esta película las cartas están dadas vueltas desde el inicio, las identificamos sin paliativos, es fácil especular con la trama, creamos multitud de salidas, de escapatorias, de opciones, somos especialistas en planes de fuga, pero ya hemos pasado los 16, sabemos a que jugamos porque no estamos en el infierno.

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