Gente de Roma (Por Sonia)


Gente de Roma no es ni más ni menos que eso, una peli sobre gente de Roma. Parece sencillo, pero no lo es tanto, se trata de un film lleno de pequeñas, muy pequeñas historias de perfiles de gente cotidiana de una ciudad tan particular como es Roma.

La historias son inconexas, sin principios ni final, es como si el director hubiera instalado la cámara en cualquier momento de un día cualquiera de la ciudad y se hubiera dedicado a grabar lo que pasa sin pretender contar nada más ni nada menos que lo que le pasa a la gente.
La peli, al contrario de lo que pueda parecer no es nada aburrida, el ritmo te atrapa desde el inicio y te transmite la alegría y el ritmo de la ciudad italiana.

Es entretenida de ver y deja un sabor agradable en el paladar y la conciencia, es el sabor agradable de la diversidad, la mezcla, la diferencia, la riqueza de dejar entrar en nuestras vidas lo distinto, lo novedoso, lo extranjero....

Gente de Roma (Por David)

Si en Amarcord comentabamos las aptitudes de Fellini como uno de los retratistas de Roma y de sus habitantes por antonomasia, en Gente de Roma observamos la versión actual, coetánea, cosmopolita de una ciudad amorfa repartida entre derechistas, calcio, monumentos y ruinas, calles, tribus suburbanas, rojos, semihiepies, racistas, abuelos, abuelas, izquierdos, fachistas...románticas y románticos, romanos y romanas, inmigrantes extracomunitarios...
El veterano maestro Ettore Scola se pronuncia en formato digital, fiel a los tiempos modernos que corren y carente de presupuesto, su mirada indiferente de la vechia Roma y de distintas vidas inconexas reflejadas en el film por momentos cae en la obviedad, matiza la obviedad, es lineal a ratos, cronológica de vez en cuando y no termina de convencer.
En mente estará el sello de identidad italiana que baña a los grandes films de los años 60 y 70, el neorrealismo italiano "la porca miseria" pero el autor no se aferra a esa idea lo que delata cierta falta de frescura (y no es contradecir), tampoco se decide entre el formato documental, la picaresca a la italiana, o el drama de la inmigración, opta por mezclarlo todo suave pero al dente.
La película tiene dos escenas especiales (el pseudoperiodista en el autobús y padre e hijo en el restaurante) que recuperan el encanto de los mejores viejos films italianos, pero rápidamente se diluye al tratar de conectar erráticamente con otras secuencias de la vida cotidiana que de alguna manera pasan desapercibidas por lo anodinas y faltas de gracia.
Igualmente se agradece que el cine europeo aporte una pequeña muestra en favor de la tolerancia especialmente enfocada hacia las grandes urbes europeas donde tanto se manifiesta la desigualdad y la incomprensión entre otros males.